30-70 cm de altitud. Planta herbácea perenne de la familia Lamiaceae; se distribuye por el área mediterránea del sur del Europa, llegando hasta Asia central; noroeste de África. En la Península Ibérica está bien distribuida con la excepción del este peninsular y cornisa cantábrica.
Brota en invierno, tras las lluvias otoñales, planta muy ramificada de tallos erectos con abundante vello blanco de pelos estrellados y pluricelulares, tacto áspero y duro.
Las hojas basales está pediceladas y las caulinares sentadas de unos 10×4 cm, forma ovalada lanceolada, son pares de hojas opuestas con borde aserrado y algo amarillento, lámina foliar de aspecto rugoso, brácteas lanceoladas.
En primavera los tallos se desarrollan más, transformándose en espigas de verticilastros, cada verticilastro tiene 8-10 flores de color rosado (rara vez blanco), la base de la flor tiene bractéolas lineares y muy pelosas, el cáliz está dentado y tiene 10 nervios marcados; la corola es pelosa externamente y se forma por un pétalo superior grande en forma de casco protector y un pétalo inferior convexo, dentro 4 estambres con anteras oscuras y un estilo. Florece desde marzo hasta junio.
El fruto es una núcula parda, se reproduce bien por semillas.
Habita en suelos básicos, con cierta tolerancia a otros suelos, prefiere espacios abiertos y soleados, suelos pedregosos y drenados, con humedad estacional, en linderos, eriales, etc.
Esta planta es muy llamativa por el color de sus hojas verde intenso y sus flores rosadas, aunque menos llamativa que otros Matagallos.
Yo la he visto desde pequeño, cuando eran habituales en los campos de cultivos, luego llegaron las aras profundas y desaparecieron de los campos de cultivos; no sé porque mi padre las llama Morras.
Fotos de la Serranía de Ronda.