Águila imperial ibérica (Aquila adaberti)

80 cm de longitud, 200 cm de envergadura y 3 kg de peso. Gran águila endémica de la Península Ibérica; se distribuye por el centro peninsular, zonas arboladas del cuadrante suroeste peninsular, con tendencia expansiva hacia el norte de Castilla León y sistemas béticos.

Ave grande de color pardo oscuro en los adultos, con plumas blancas en el hombro y borde anterior del ala, cabeza pardo claro; en el caso de los jóvenes, el plumaje es diferente, el primer año domina el color pardo rojizo, mientras que en los años posteriores dominan los tonos pardo amarillos que irán intercalando plumas pardo oscuro, gradualmente, hasta la edad de 5 años, cuando adquieren la madurez sexual y el plumaje total de adulto.

Gran ave sedentaria, que se alimenta en un 60% de conejos, resto de pequeños roedores, reptiles, aves, zorros, tejones, garduñas, etc., e incluso carroña.

Habita en distintos hábitats, desde zonas de media montaña con pinares y bosques desarrollados, hasta pinares costeros (como Doñana), siendo sus mayores densidades dehesas en entornos llanos o con lomas suaves y presencia de conejo.

Anidan en grandes árboles, normalmente en zonas altas, pero también en ramas bajas; la pareja monógama suele construir o reparar un nido, de los varios que tiene en su territorio allá por el mes de febrero; una vez listo, la hembra deposita entre 3-5 huevos, que serán incubados por ambos sexos durante 43 días, los pollos vuelan a los 75 días aunque permanecen en compañía de sus padres y siendo alimentados hasta 4 meses más, tras este período de tutela se independizan y se vuelven nómadas hasta la edad adulta, cuando suelen regresar al entorno del territorio materno, donde buscarán pareja para crear su propio territorio; si esto no es posible, buscarán un territorio más alejado, lo que está posibilitando la colonización actual de nuevos territorios.

Esta ave, actualmente considerada “Vulnerable”, estuvo en los años 60-70 del siglo pasado al borde de la extinción, con 40-50 parejas en toda la Península Ibérica; en el año 1966 (año de mi nacimiento) se tomaron las primeras medidas de protección, y hoy año 2022, se estima una población de 700 parejas reproductoras, con tendencia expansiva, lo que la ha llevado por el norte hasta Burgos, por el este hasta Jaén y Granada, por el sur hasta Cádiz y por el oeste hasta Portugal.

Los peligros que más limitan su población son los tendidos eléctricos, cebos envenenados, disparos y falta de alimento, causas sobre las que se está actuando en los programas de conservación, con buenos resultados.

Sobra decir, que para mí es un placer, ver a estas majestuosas aves en nuestro entorno, espero pronto verlas por la Serranía de Ronda, lugar donde vivieron en tiempos no tan pasados y donde tengo hondas raíces.

Estamos ante una de las joyas de nuestra Península Ibérica, junto al oso, lobo, lince y Águila perdicera.

Por lo pronto se suben algunas fotos tomadas en vuelo y de lejos, en Sierra de Andújar, octubre 2021.

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