20-150 cm. Planta anual o perenne de la familia Fabaceae; se distribuye por el área mediterránea y Macaronesia; frecuente en la mayor parte de la Península Ibérica con la excepción del noroeste peninsular.
Planta con gran desarrollo en suelos ricos y profundos y bajo porte en suelos pobres.
Tiene un desarrollo vertical con varios tallos ascendentes poco ramificados, el tallo aparece acostillado, velloso y se endurece y ennegrece con el paso del tiempo.
Las hojas son alternas, trifoliadas, las inferiores son mayores que las caulinares, los foliolos jóvenes tienen el contorno blanquecino, con vello, forma lanceolada o elíptica, pecíolo muy largo de hasta 9 cm de longitud y acostillado; la hoja tiene en la base un par de estípulas de color blanquecino y manchadas de negro.
Los pedúnculos de las flores nacen junto a las hojas, pero son mucho más largos, también acostillados; la flor es capitular, reuniendo de 15-25 flores por inflorescencia, estas son de color azul violeta; el tubo del cáliz es peloso y acostillado, está formado por 5 partes y abrazo la flor terminando en pico; la corola está formada por 5 pétalos, uno mayor que protege los órganos reproductores, las anteras son de color amarillo. Florece desde marzo hasta julio.
El fruto es una legumbre con pico curvado y amenazador, en su superficie tiene abundante vello y setas negras; la semilla mide 3-4 mm.
Planta en suelos nitrogenados, arcillosos, calizos, en roquedos; principalmente en taludes, bordes de caminos, linderos y baldíos; desde el nivel del mar hasta los 1.200 msnm.
Tiene la característica de oler a betún (de ahí su nombre), y tiene varias aplicaciones para los humanos, desde planta regeneradora de suelos contaminados y como forraje para los animales, hasta aplicaciones como tratamiento de lesiones cutáneas y algunos tipos de tumores, ya que las furanocumarinas que contiene están actualmente en proceso de revisión e investigación.
Fotos de la Serranía de Ronda.