Prunus avium, hasta 25 m. de alto, forma apical, frutos dulces y oscuros, tamaño del fruto y de la hoja grande.
Prunus cerasus, hasta 7 m. de alto, forma más redondeada, con frutos más pequeños, ácidos y de color rojo brillante.
Ambos son árboles caducifolios de la familia Rosaceae, originarios de Europa y Asia Occidental; actualmente cultivados ampliamente en Europa, Asia y América; en la Península Ibérica destacan los cultivos del Valle del Jerte y los cultivos del arco mediterráneo.
Tronco liso, de color marrón rojizo, con franjas transversales marcadas que pueden llegar a desprenderse con el tiempo, las ramas se generan por coronas anuales y en sentido ascendente, más en P. avium.
Las hojas son de color verde intenso, simples, ovaladas, acuminadas de 7-12 x 4-5 cm, con borde aserrado irregularmente, se agrupan en los extremos de las ramillas, pecíolo de 4-5 cm de largo, en otoño se vuelven rojas antes de caer.
Las flores son blancas de 2-3 cm de diámetro, de 5 sépalos y 5 pétalos, con múltiples estambres, se agrupan en corimbos de varias flores (2-6 flores), brotan a la vez varios botones florales y uno vegetativo o de hojas, la floración es a mitad de la primavera y en cultivares grandes es muy espectacular. Las flores son hermafroditas y de fecundación cruzada realizada por los insectos.
El fruto madura a final de mayo-junio, es una drupa de piel roja redondeada de 2 cm de diámetro, a veces forma de corazón, de pulpa roja y sabor dulce con tono ácido, dependiendo de la variedad; el hueso es liso, redondo y de color marrón.
La cereza y guindas se consumen en fresco, es importante cogerlas maduras, ya que si no lo están, una vez cogidas dejan de madurar; también se hacen pasteles y mermeladas con su pulpa, en Alemania se hace un licor de cerezas muy apreciado y tradicional; aquí en España se suelen conservar en licores dulces de alta graduación como el aguardiente, para tomarlos a lo largo de todo el año; también se conservan en almíbar. Su madera es dura y se usa en carpintería para muebles e instrumentos musicales.
El cultivo de los cerezos lo extendieron los romanos a toda la zona del mediterráneo, al margen de su gran atractivo por su fruto, en Japón se cultivan también variedades por sus flores, ya que es una importante tradición allí celebrar la floración de los cerezos en primavera, se admiran, se bebe bajo ellos y celebra la llegada de la primavera y el continuo ciclo de la vida que renace cada año.
Hay distintas variedades, aquí en España tenemos una variedad autóctona en el Valle del Jerte, con denominación de origen propia y de unas características que la hacen muy valoradas, primero por sus frutos y su importancia comercial y de otra por lo espectacular de los cultivares en floración y con el color de la hoja en otoño. También es un importante cultivo en el área mediterránea, especialmente en Cataluña y de forma más dispersa en todo el arco mediterráneo.
Entre las variedades cultivadas aquí, destacar “Ambrunesa o Picota”, “Burlat”, “Cola larga”, “Napoleón”, etc.
Respecto al árbol decir que es bastante flexible al tipo de suelo, le gustan bien drenados, en laderas, ligeramente calizos, aireados y soleados, le gustan los inviernos largos y fríos y los veranos cortos y calurosos; precisa poco agua en suelos frescos y poco fertilizante; se puede cultivar en secano fresco o en regadío. No le afectan mucho las enfermedades.
Se podan en vaso o en pirámide; las plantas se obtienen por injerto sobre patrón, antes sobre patrón obtenido de semillas y ahora sobre patrones clonales de guindos, hay variedades silvestres que se reproducen por semillas que dispersan los pájaros.
Fotos de la Serranía de Ronda.
Hojas, verano 2016.
Otoño 2015, en mi casa. Hojas de otoño.