Bactrocera oleae (Mosca del olivo)

4-5 mm. Pequeña mosca de la familia Tephritidae; se distribuye por las zonas del planeta donde existen plantas del género Olea, especialmente olivos, así la podemos encontrar en todos los países mediterráneos, este y sur de África, Occidente asiático, India,  Islas Canarias y California en América; en la Península Ibérica es muy abundante en toda la zona donde se cultiva el olivo.

La mosca tiene las alas transparentes con una mancha negra en el ápice del ala, la celda anal es estrecha y alargada, el color de base es pardo rojizo o anaranjado con placas negras sobre el abdomen, tórax gris con franjas estrechas negras sobre el dorso, al final del tórax tiene una placa amarilla, patas amarillo pálido.

La mosca vuela desde primavera a final del otoño, en 3-5 generaciones al año, a veces seis. Los adultos se alimentan de la melaza y otros azúcares naturales, complementan su dieta con proteínas que obtienen de otras fuentes como excrementos de pájaros.

La hembra fecundada deposita sus huevos debajo de la piel de la aceituna cuando tiene un tamaño de al menos 7-8 mm, lo hace depositando un huevo por aceituna, debajo de la piel, atravesándola con su ovopositor, los huevos tardan en eclosionar de 2-3 días en verano a 10 días en otoño, las larvas se alimentan de la pulpa de la aceituna y pasan por 3 estadíos larvarios antes de pupar; el desarrollo larvario dura unos 10-12 días en verano y unos 20 días en otoño, en estado de  pupa está unos 10 días, luego emerge el adulto sobre el fruto de nuevo; en caso de ser final del invierno la larva rompe la piel de la aceituna y se deja caer al suelo, pupando sobre él en un período que puede llegar a 4 meses, ya que pasa el invierno como pupa.

Esta mosca tiene una gran importancia en el cultivo del olivo, ya que puede afectar a la producción de forma cualitativamente (peor calidad del aceite), como cuantitativamente (menor cantidad, por caída de la aceituna picada al suelo).

Decir que la mosca afecta más a unas variedades de olivos que a otras, en climas frescos y húmedos tiene mayor presencia, climas secos y calurosos tiene menor impacto, por encima de 32-34º C mantenidos durante varias horas las larvas mueren y en inviernos fríos con temperaturas por debajo de 0º C mantenidos las pupas mueren.

Por ello es importante monitorizar la presencia de estas moscas en los olivares y actuar en consecuencia, la monitorización se puede hacer por trampeo y contaje semanal de individuos atrapados, y los tratamientos deben de ser proporcionales a la presencia de la mosca y solo en los casos indicados; actualmente se están investigando formas de lucha biológica, pero con, por ahora, resultados muy limitados, que deben de ser en un futuro la solución para este incómodo insecto, ya que la fumigación preventiva e indiscriminada afecta de forma importante a la biodiversidad del entorno, a parte de su innecesaridad en muchos casos.

Fotos de la Serranía de Ronda.

Octubre 2015.

De frente, escondida, octubre 2015.

Julio 2017.

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