150 cm los machos y 130 las hembras. El gamo pertenece a la familia Cervidae; este servido es nativo de la región mediterránea, aunque se ha introducido en otras zonas templadas del mundo; porta una cornamenta en forma de pala muy llamativa, tiene la piel de color pardo-rojizo, con moteado blanco en el dorso en primavera y verano, franja oscura sobre el centro del dorso y que llega a enmarcar la zona anal; tanto la zona anal, como la parte inferior de las patas y el vientre son blancos; el color del dorso es variable en esta especie, ya que suele ser pardo-rojizo, pero hay variabilidad, llegando desde ejemplares casi blancos hasta ejemplares casi melánicos(oscuros).
Hay que tener en cuenta que los machos mudan la cornamenta en primavera, cayéndose cada año la que portan y creciendo una nueva en 3-4 meses; las hembras, en cambio, no portan cornamenta nunca.
Se alimenta de hojas de árboles y arbustos y en menor medida de hierba; por lo cual su hábitat ideal son los bosques húmedos y las dehesas.
Viven en grupos familiares a lo largo del año, llevando los machos vidas solitarias, salvo en septiembre-octubre, cuando los machos entran en celos y se unen a los pequeños grupos familiares; el sonido que emite el macho en celo se llama ronca, ya que es muy parecido a un ronquido, muy lejos del bramido de los ciervos, ya que nos recuerda más a un cerdo; tras aparearse, las hembras paren una cría en junio, excepcionalmente dos.
Esta especie ha tenido, tradicionalmente un gran interés en la caza mayor, que sigue hasta nuestros días; criándose con este fin en los grandes cotos de caza; también se puede ver en algunos grandes jardines, para la observación de los visitantes; yo me quedo con su preciosa imagen en los grandes Parques, como en Doñana y Cazorla, donde es una especie bastante común y solo su observación produce una gran satisfacción, siendo un símbolo de nuestro bosques.
Foto tomada en el Parque Nacional de Doñana, donde hay una buena población. En este caso dos machos.
Andújar, marzo 2021.