Ratonero común, Busardo ratonero (Buteo buteo)

50 cm de longitud y 120 cm de envergadura. Ave de tamaño medio de la familia Accipitridae; se distribuye por toda Europa y este de Asia hasta Siberia; la subespecie nominal es la que tenemos en la Península Ibérica.

Color general marrón oscuro en las partes superiores y más claro en las inferiores, con una banda pectoral transversa clara, aun así, el color es bastante variable en estas aves, con ejemplares bastante oscuros y otros muy blancos; cuello corto; alas cortas y redondeadas con extremo de las plumas negras, base de las primarias y secundarias blancas (vista en vuelo), cola en abanico redondeada y franjeada; patas amarillo ocráceo y uñas oscuras; pico oscuro con base amarilla.

Vuelo en círculos, planeos y batidos de alas lentos; emite un maullido en vuelo o en áreas de cría.

Se alimenta de todo tipo de presas disponibles en el entorno, su base son los pequeños roedores, pero también captura lombrices, insectos, pequeños reptiles, anfibios, aves e incluso pequeños conejos, sin descartar animales atropellados y carroña.

Su técnica de caza consiste en posarse en una atalaya y otear el entorno, con frecuencia en postes cercanos a la carretera y postes eléctricos, lo que puede suponer un peligro para ellos.

Las parejas anidan año tras año en el mismo territorio, normalmente bosquetes pequeños con zonas abiertas cercanas, el nido es una base grande de hasta un metro, construido a 15-20 metros de altitud, en una bifurcación lateral o principal del tronco, las parejas suelen tener varios nidos en la zona, optando cada año por alguno de ellos; la puesta tiene lugar por el mes de abril, consta de 2-3 huevos, estos son incubados por la hembra durante 35 días; los pollos dejan el nido a los 45 días y permanecen varias semanas más en compañía de sus padres; luego se dispersan no lejos de territorio paterno.

Se estima una supervivencia próxima a los 20 años y su población está aumentando, estimándose unas 15.000 parejas para la Península Ibérica, con mayor presencia en el norte peninsular (Castilla León).

Durante el celo, los busardos se elevan y realizan vuelos acrobáticos, con picados, tirabuzones y elevaciones súbitas en caída, acompañado de maullidos, lo que genera un bonito espectáculo para el observador.

Esta ave, sedentaria en nuestro entorno, aumenta su presencia en invierno, con ejemplares que nos visitan del norte de Europa, es muy visible y fácil de observar, posada en lugares abiertos, desde el nivel del mar hasta los 2.000 msnm.

En mi caso, es muy familiar, ya que día tras día se ve en el mismo posadero, llegando a ser una costumbre echarle un ojo cada vez que paso cerca de su posadero.

Fuente: https://www.seo.org y otras. Fotos de un ejemplar en León, sobre poste de una cerca de ganado, junto a la carretera; octubre 2021.

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