Capra pyrenaica (Cabra Montés, Íbice ibérico)

Cabra salvaje, mide 1 m de altura la hembra y 1´4 m de altura los machos, los machos son más grandes que las hembras y pueden pesar casi el doble, hasta los 60 Kgr.

Es un endemismo de la Península Ibérica, se distinguen dos subespecies, la Capara pyrenaica hispanica, que vive en las sierras próximas al Mediterráneo, desde Sierras catalanas a Sierras de Cádiz, y otra subespecie Capra pyrenaica victoriae, que vive en las sierras del centro peninsular y Sierra de Gredos, en total puede a haber unos 50.000 ejemplares, con tendencia positiva y planes en marcha de reintroducción a sus lugares históricos.

El color de su pelo es pardo grisáceo por el dorso y blanco en las partes inferiores, los machos adultos suelen tener parches negros en la barba, laterales del tórax y abdomen y linea media dorsal; en los machos destaca sus enormes cuernos gruesos y dirigidos en arco hacia atrás; las hembras tiene cuernos pequeños y delgados.

Habitan en bosques y zonas rocosas de media y alta montaña, desde los 500 msnm hasta los 3.000 msnm, en zona de acantilados pueden llegar hasta la orilla del mar.

Los machos son polígamos y luchan a final del otoño por los derechos de apareamientos, lo hacen levantándose sobre las patas posteriores y chocando bruscamente su cabeza contra la del oponente, eso asegura la transmisión de los genes de los individuos más fuertes.

Cada macho se hace con un pequeño harén de hembras, que abandona tras aparearse.

La gestación dura unos 5 meses y paren 1-2 crías o chotos, excepcionalmente tres, las crías son amamantadas durante unos 6 meses, luego si son hembras permanecen en el rebaño de las hembras y si son machos se independizan, integrándose en el grupo de los machos, llevando una vida de grupos separada, que solo se unen en el celo.

Se alimentan de todo tipo de materia vegetal, desde líquenes y musgo hasta arbustos y brotes nuevos de árboles, en verano se alimenta más por la noche y en invierno por el día.

Entre sus enemigos naturales destaca el lobo, casi ausente en sus territorios, y perros asilvestrados, entre las enfermedades destaca la Sarna sarcóptica, enfermedad de la piel causada por un parásito, que debilita a los animales y puede matarlos, en algunos casos es una plaga que puede diezmar sus poblaciones.

Es una cabra adaptada perfectamente a vivir en zonas rocosas, donde se muestra confiada y segura.

Esta cabra es la reina de las alturas, gusta estar en o más alto de la sierra, en la peña, tranquila y observándolo todo. Desde que era pequeño y Félix Rodríguez de la Fuente nos contó la historia de aquel macho en Cazorla, siempre me ha admirado este animal.

Jóvenes machos en Sierra de las Nieves, invierno 2015.

Joven en Paraje Natural de Maro-Cerrogordo. Verano 2015.

Grupo de hembras y jóvenes cresteando, Llanos de Líbar, marzo 2017 en Serranía de Ronda.

Mayo 2018, Sierra Tejeda, macho.

Grupo de machos y una cabra doméstica asilvestrada a la derecha, mayo 2018, Sierra de Tejeda.

Grupo de machos pastoreando, Sierra Tejeda, mayo 2018.

Macho sarnoso, mayo 2015, Sierra de las Nieves.

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