Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)

16 cm. Ave que nos visita en primavera y verano, se distribuye por Europa mediterránea y meridional, por el este hasta SO de Siberia y Afganistán; muy común en la Península Ibérica excepto en la zona cantábrica y zonas áridas.

Ave crepuscular, es decir, de tonos oscuros; sexos iguales, el dorso y alas son de color pardo ocráceo uniforme, cola larga de color marrón rojizo; partes inferiores de color crema, más oscuras hacia los flancos; pico fino oscuro por arriba, patas finas marrón pálido; anillo ocular discreto y blanco; los jóvenes tienen manchadas de blanco las puntas de las plumas del dorso y vientre, apareciendo más claros que los adultos.

Su postura en el suelo es erguida como los petirrojos, aunque normalmente su hábitat normal está dentro de los matorrales, vegetación de ribera, sotobosques de monte mediterráneo y en general  zonas con cierto grado de humedad y cubierta vegetal, hasta los 1000 msnm, a veces setos y grandes jardines.

Insectívora que se alimenta en el suelo, entre la espesura, a veces sale a claros para capturar insectos, también caza en vuelo.

Ave muy discreta, tanto por su hábitat como por su color parduzco que le camufla perfectamente en el claroscuro del bosque; lo normal es identificarla por su canto y no verla, aunque durante el celo es frecuente que se posen en la zona alta de un arbusto siendo algo más asequible su avistamiento.

Canto, para la mayoría de las personas que lo oyen , el más elaborado y bello, para mí lo es, empieza con un silbido aflautado repetido 3-4 veces y “in crescendo” luego una estrofa formada por notas repetidas varias veces y encadenadas con gorjeos, sonido de contacto un yuit, voz de alarma un kaarrrr áspero.

Anida en el suelo o cerca de él, en la espesura, hace un nido de hojas y recubierto en su interior con hierba fina y pelo, pone de 4-6 huevos, la hembra los incuba por 13-14 días y los pollos abandonan el nido antes de poder volar, a los 10-12 días; normalmente una puesta por temporada.

Hibernan en África tropical y suelen irse entre agosto y septiembre.

Esta ave cantora llega a final de abril, principios de mayo; se instala en un territorio y comienza a cantar tanto de día como de noche, al principio para marcar el territorio frente a otros machos y luego para atraer a las hembras que llegan unos 10 días después; la migración de esta ave es nocturna, de ahí su insistencia en cantar de noche también.

Para mi cada primavera es un lujo escucharlos, varios años se han instalado en mi parcela pero no se han asentado, tras unos días cantando se han ido a otros lugares más propicios, así que seguiré plantando arbustos y creando espacios hasta que consiga que se asienten y críen; no renuncio a oírlos en mi jardín.

Nota de mayo 2020, este es el segundo año que anidan en mi parcela, encantados con su compañía.

Lo que si es habitual es que algunos jóvenes  pasen el verano en mi jardín, alimentándose y huyendo del calor del sur.

Fotos de la Serranía de Ronda.

Joven en mi jardín, julio 2016.

El mismo desayunando, julio 2016.

El mismo 1 mes después.

Abril 2023, río Tormes, un par de fotos robadas

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